Paradójicamente, la voz critica interior se repite porque desempeña una función positiva: promueve una conducta deseada, protege la valla personal y nos ayuda a disminuir los pensamientos desagradables (ansiedad, vergüenza, tristeza…), pero… ¿merece la pena el peaje que tenemos que pagar por ello?
- La necesidad de hacer el bien: todo el mundo tenemos una larga lista interior de reglas y valores que regulan nuestra conducta; definen qué es moral e inmoral. Estas reglas son útiles porque nos proporcionan una sensación de estructura y orden en nuestra vida: nos dicen cómo debemos de actuar con las figuras de autoridad, cómo debemos de cumplir las normas, qué está bien y qué está mal… Cuando nosotros transgredimos esas reglas internas, la vida se vuelve caótica y perdemos la sensación de valía. Por tanto, la crítica nos ayuda a seguir esas reglas y valores y nos recuerda lo malos que somos cada vez que transgredimos las reglas o sentimos la tentación de hacerlo.
- La necesidad de sentirse bien: aun cuando la critica nos dice que no somos buenos, paradójicamente puede darnos una mayor sensación de valía y aceptación. El problema es que sólo es temporal.
- Valía personal: la crítica nos ayuda de 2 formas a sentirnos temporalmente más valiosos:
- Comparándonos con los demás: la crítica evalúa continuamente los rasgos o cualidades que valoramos (inteligencia, logros, atractivo físico, ser agradable, competencia social, capacidad de esfuerzo…) y los compara con los demás. En general, nos encontramos menos aptos que los demás en una o más dimensiones, sintiéndonos inseguros. Pero a veces, nos sentimos superiores en alguna dimensión a los demás (nos sentimos más listos, más atractivas, más simpáticos…) y sentimos la satisfacción momentánea de ser mejor y es lo que hace que sigamos comparándonos continuamente. El problema es que esta última situación sucede muy ocasionalmente, ya que la mayoría de las veces que nos comparamos con los demás, nos sentimos menos aptos que ellos.
- Fijando altos estándares de perfeccionismo: la crítica nos fija estándares increíblemente altos sobre cómo debemos de ser y rendir: en el colegio/ trabajo, como hijo, como padre, como estudiante, como amigo… La mayor parte de las veces, no conseguimos estar a la altura de las demandas de la crítica y nos sentimos ineptos e inútiles. Pero de repente todo se ordena en una maravillosa perfección: conseguimos sacar un 10 en un examen, conseguimos que nuestro padre nos de la enhorabuena, tenemos una conversación entrañable y profunda con nuestro hijo… y es así como se refuerza la crítica. Por eso la crítica sigue insistiendo en la perfección, porque nos hace sentir muy bien cuando, ocasionalmente, alcanzamos la perfección.
- Sentirse aceptado por unos padres críticos: para satisfacer esta necesidad, nuestra propia critica se une a nuestros padres en el ataque. Si nuestros padres nos llamaron estúpidos, gordos, fracasado, la crítica se unirá a ellos llamándonos lo mismo cuando nos equivocamos. Si nuestros padres nos dijeron que sin esfuerzo no seremos nadie en la vida, la crítica se unirá a ellos llamándonos lo mismo. Si nuestros padres rechazaron nuestra conducta sexual, la crítica interior nos llamará también inmorales. Cada vez que utilizamos una afirmación de autocritica que concuerda con los juicios negativos de nuestros padres, nos sentimos próximos a ellos. Identificándonos con su punto de vista, nos sentimos paradójicamente más seguros, aceptados y queridos.
- Valía personal: la crítica nos ayuda de 2 formas a sentirnos temporalmente más valiosos:
- La necesidad de rendir: la crítica nos ayuda a alcanzar las metas, pero si no conseguimos lo que teníamos previsto, nos castiga llamándonos incompetente, perezoso, estúpido… atacando a nuestra valía. Lo que hace que la crítica siga apareciendo es que nos “anima” y “motiva” a hacer las cosas y hay veces que conseguimos lo que nos dice.
- La necesidad de controlar los sentimientos dolorosos: cuando la crítica ayuda a reducir o detener por completo los sentimientos que nos hacen sentir mal, la voz se refuerza. Aun cuando el efecto a largo plazo es negativo para la autoestima, el efecto a corto plazo es una reducción de un sentimiento doloroso. Ejemplos:
- Miedo al fracaso: la crítica es muy útil en la protección contra la ansiedad que todos tenemos cuando vamos a experimentar un cambio y al posible riesgo que hay cuando vamos a tomar una decisión importante. Ejemplo: una mujer estaba pensando en cambiarse de trabajo a uno que le gustaba más, pero de repente empezó a ponerse nerviosa con la idea de perder la seguridad de su antiguo trabajo. Su critica vino a rescatarla, la crítica le dijo “no lo hagas, te van a despedir y te arrepentirás durante toda tu vida”. Todas esas afirmaciones de autorrechazo, hicieron que esperara para cambiarse de trabajo y la voz crítica se reforzó porque había producido inmediatamente una reducción en su nivel de malestar. La crítica nos hace abandonar todos los planes de cambio que tenemos dándonos una sensación de seguridad.
- Miedo al rechazo: una forma de controlar el miedo al rechazo es predecirlo constantemente para que no nos coja nunca por sorpresa. La crítica nos pone siempre en lo peor y anticipa que no vamos a caerle bien a alguien o que no les gustará nuestro trabajo o que la gente nos mira porque somos raros. La lectura mental ayuda a que el rechazo, fracaso o derrota no haga tanto daño si se produce, por eso se refuerza la crítica. Otra forma de afrontar el miedo al rechazo es rechazarse antes a nosotros mismos. Cuando la critica nos ataca por todos los fallos y errores, nadie más puede decir algo que no hayamos oído antes.
- Tristeza: cuando nos sentimos tristes por algo que hemos hecho, solemos sentirnos también con ansiedad y culpa. Una forma de afrontar esos sentimientos es atacarse a sí mismo y así disminuir todo el malestar asociado.
- Culpa: la crítica ayuda a afrontar la culpabilidad imponiendo un castigo “has hecho algo mal, ahora pagarás por ello”. A medida que la critica nos ataca una y otra vez por nuestra insensibilidad ante un hecho, nos da sensación de reducción de nuestra mala acción, como si nunca hubiéramos hecho eso. Ejemplo: me siento culpable por no haber avisado a una amiga de que íbamos a hacer un plan todos los del grupo y me digo cosas como “soy inútil”, “como no la he avisado, seguro que se enfada conmigo”, “donde tengo la cabeza, siempre se me olvida todo” … La culpa puede convertirse en el mayor enemigo de la felicidad.
CAZAR A LA CRÍTICA
Para poder cazar a la voz crítica interior, primero tenemos que ser capaz de oírla. En cada momento de nuestra vida, tenemos este monólogo interior: cuando interpretamos las experiencias, resolvemos problemas, especulamos sobre el futuro, recordamos los sucesos pasados… La mayor parte de esta conversación interior continuada es útil, pero de vez en cuando se dan los monólogos críticos, muchas veces están ocultos (palabras, imágenes de anteriores errores o fracasos, frases, impresiones, sensaciones fisiológicas…) por eso para cazar a la voz crítica interior, hay que tener una especial vigilancia. Hay que coger a la crítica cuando dice: “estúpido… otro error idiota… eres débil… nunca conseguirás un trabajo… eres mal amigo… la estás desanimando”.
El cazar a la crítica exige un verdadero compromiso, debemos de prestar especial atención del monólogo interior en las situaciones “problemáticas”:
- Conocer a gente nueva
- Contacto con personas que te atraen sexualmente
- Situaciones en las que hayas cometido un error
- Situaciones en las que te sientes criticado y/o a la defensiva
- Interacciones con figuras de autoridad
- Situaciones en las que te sientes herido
- Situaciones en las que sientes que puedes sentir rechazo o fracaso
- Conversaciones con padres o con alguien que pueda mostrar desaprobación
Esperamos que te haya gustado y te haya resultado útil, si te sientes identificado con la voz crítica o quieres saber más, ponte en contacto con nuestro equipo de psicólogos para ayudarte en una primera entrevista gratuita (online o presencial). ¡Queremos conocerte, llámanos!