Sí soy yo, no te asustes, que vengo en son de paz.
¿Por qué te asustas tanto ante mi presencia? Sé que te sientes fatal cada vez que aparezco, que te desesperas y quisieras mandarme literalmente a la mierda. Sé que si pudieras, me matarías, sobre todo, porque crees que soy yo la que te quiere matar o hacerte daño pero créeme, si no lo he hecho ya, no lo voy a hacer.
No estoy aquí para eso, no te voy a volver loco/a, ni voy a hacer que estalles de vergüenza o desesperación. Creo que ya te lo he demostrado. Cada vez que llego a tu cuerpo, te descompongo y te asusto pero al final del día ni te he matado, ni te he hecho que te vuelvas loco, ni que revientes de desesperación.
Si pudiera hacerlo, pues mira, no me tientes, no sé si lo haría. Aunque a veces lo pienso cuando veo que te tratas tan mal… Bueno es una broma… No, no es esa en absoluto mi intención.
La verdad es que aparezco y te hago sentir todo eso porque no he logrado encontrar otra manera de hacerme escuchar por ti. Estás siempre tan ocupado/a tratando de ser exitoso, productivo, capaz, importante… y, sobre todo, demostrando a los demás que eres digno/a de ser amado, querido, tenido en cuenta, valorado, que no escuchabas mis pequeñas señales. Y mira que soy insistente y me hago notar.
¿Recuerdas esa vez que te dio un dolor de cabeza? ¿O cuando tuviste aquella noche ese insomnio tan desesperante? ¿O aquel día que sin razón aparente de momento empezaste a llorar de repente? Bueno, pues todas esas veces era yo tratando de que me escucharas. Pero no lo hiciste, seguiste con tu ritmo de vida, seguiste con tu misma manera de pensar. Entonces intenté algo más fuerte, hice que te temblara el ojo, que se te taparan los oídos y que te sudaran las manos… pero uffff, tampoco me quisiste escuchar.
Te lo digo en confianza, ya que nos conocemos desde hace tantos años, los dos sabemos que sentías mi presencia. Por eso cuando te quedabas tranquilo o era el momento de estar sólo contigo mismo, te empezabas a poner nervioso, como si algo te impidiera estar relajado, en silencio, tomando contacto con tu interior. Te desesperabas porque no entendías con tu mente racional lo que estaba pasando y, claro, con tu mente racional no me ibas ni me vas a entender nunca.
Por eso me he rendido y he decidido escribirte. Y te felicito si estás leyendo lo que te digo y has llegado a estas alturas de la carta, porque eso significa que ya tienes el valor de escucharme. Y créeme, puedes hacer lo que has hecho tantas veces, nadie mejor que yo sabe de tu gran habilidad para evitarme y salir corriendo, huyendo de mí como huirías de un monstruo en un bosque oscuro.
Sí, me refiero a esas situaciones, que a veces son demasiado frecuentes, en las que me evitas y te distraes durante horas con el móvil chateando con amigos, o echándole un vistazo a cualquier red social, o embobándote viendo la televisión casi sin echar cuenta a lo que ves… De algún lo que tratas de hacer es vivir la vida de otras personas, muchas de las cuales ni siquiera conoces y todo para no afrontar lo que no te gusta de la tuya.
O esas otras situaciones en las que con un par de copas (o bastantes más), aunque te estabas divirtiendo entre amigos, lograbas adormecer tus nervios e inquietud. Y ni qué decir tiene de esas otras substancias que más allá de adormecerte, hacen que te fugues de esta realidad, tú realidad, la que no soportas ni quieres enfrentar.
Pero bueno, espero que ahora estés preparado para enfrentar tu realidad y escucharme por fin. Espero que estés listo para enfrentar la verdad de tu vida y de ti mismo tal y como es, sin máscaras, sin dobleces, sin atajos imposibles, sin aspiraciones que no son realistas y que te cansan y desgastan.
Te voy a decir las cosas tal y como son.
Principalmente lo que llevo tratándote de decir todo este tiempo es que ya es hora de evolucionar, necesitas hacerlo, lo siento, no hay otra. Necesitas crear cambios muy profundos dentro de ti, pues por alguna razón en realidad no estás disfrutando de tu vida y no te sientes pleno. Por eso yo estoy aquí, para ayudarte a recuperar esa plenitud que habita dentro de ti. Para lograrlo tendrás que deshacerte de lo que te impide tomar contacto con ella.
Estoy aquí para ayudarte a ver precisamente qué te impide contactar con tu sentido de vida, con tu pasión por vivir, con tu alegría y con la esencia de tu verdadero ser. Cada vez que yo, la ansiedad, aparezca en tu vida será porque por tú mismo no te estarás dando cuenta que no estás siendo pleno y feliz, así es que si vuelvo a aparecer, no te asustes, mejor agradéceme que llegué y escúchame.
Si realmente me escuchas no tardarás en hacer los cambios que necesitas hacer en tu vida. Te pondrás manos a la obra inmediatamente, aunque cueste y tengas que hacer un gran esfuerzo y poner empeño en ello. Claro, eso si quieres realmente y, de verdad, sentirte bien de nuevo. Y sí, sé que quieres, pero también sé que quieres y es más fácil seguir con la comodidad de vivir con lo “conocido”, aunque lo conocido te haga daño.
Prefieres seguir buscando la aprobación y aceptación de los demás, haciendo lo imposible por llamar su atención, buscando seguridad y confianza en otras personas (alguna de ellas puede incluso que sea tu pareja) pero no en ti. Prefieres que los demás sean más responsables de ti que tú mismo.
Te entiendo, todos quisiéramos regresar a la barriguita de nuestra mamá y despreocuparnos de todo pero necesitas asumir que eres responsable de ti y que solamente tú me podrás escuchar. Cuando me escuches y vea que me hiciste caso, créeme que me iré. Solamente tú puedes hacer que me vaya. Me iré en cuanto vea que estás haciendo esos cambios en tu vida, cuando vea que estás en camino en tu propia evolución personal y que estás dispuesto a crecer y a recuperarte a ti mismo. Mientras no lo hagas, lamento decirte que aquí seguiré. Y créeme, aunque sea mi trabajo a mí también me cansa, pero yo, la ansiedad, soy muy honrada y cumplidora.
En conclusión, si hoy estoy aquí es porque me necesitas. Necesitas de mí para modificar tu manera de interpretar tu realidad, la cual, permíteme decirte, está un poco distorsionada. Necesitas deshacerte de creencias que no solo no te ayudan, sino que incluso te limitan, necesitas reconciliarte y aceptar todo eso que te causó rabia y que guardas en tu interior. Lo que te pasó con tu madre, con tu padre, con tus hermanos o con otros familiares queridos (o por momentos odiados), o con tus amigos, etc. Necesitas recuperar tu libertad interior.
Necesitas de mí para hacer lo que te gusta en la vida, para ser tú mismo, para perder el miedo al rechazo o el abandono de los demás por ser como realmente eres. Necesitas de mí para ponerle límites a las personas que te lastiman, para que te cargues de valor y aprendas a decir que “no”, para que dejes de mendigar amor con quien no te merece, para que dejes de depender de la existencia de tu pareja para ser feliz, para que de una vez por todas cuides tu cuerpo y veles por tu salud.
¿De qué otra manera le habrías puesto atención a tu cuerpo? Probablemente de muchas maneras pero la mía funciona, aunque te fastidie ¿verdad? Sobre todo cuando tienes ese dolor en el pecho o cuando te cuesta respirar o cuando parece que no puedes tragar con facilidad, o cuando te mareas y piensas y sientes que te vas a desmayar, etc. Necesitas darle a tu cuerpo el alimento que necesita, dejar de criticar tu físico y agradecerle por lo que te da, haz que sude y que se mueva, y duerme las horas que necesitas.
¿Por qué abusas de ti y te exiges tanto? No entiendo por qué lo haces si lo tienes todo, lo eres todo, tienes toda la capacidad que necesitas para crear tu propia realidad, pero te tratas a ti mismo como tu propio esclavo, eres demasiado severo contigo y estoy aquí para pedirte simplemente que dejes de hacerlo.
Así que ya sabes, si realmente quieres que me vaya y que vuelva solo las veces que sea estrictamente necesario y sin que te asustes tanto, toma el timón de ti mismo, pregúntate qué has hecho que ha alterado tu equilibrio interior. Pregúntate realmente cómo quieres vivir y luchar por esa vida, tu vida, solamente tú puedes decidir sobre ella. Si a los demás no les parece o no les gusta, muy probablemente sea porque los estás retando. Tarde o temprano lo aceptarán y si no lo hacen, tendrán otra oportunidad en otro momento de hacerlo. Dales una oportunidad.
El único control que puedes tomar es el de ti mismo, pero para recuperarlo tendrás que aceptar que lo has perdido y tendrás que dejar que yo me exprese, que aparezca para decírtelo con todos esos síntomas tan horribles que me inventé y que son mensajes muy claros. Pero si me reprimes y te distraes cada vez que llego, no podré hablarte, no podré ayudarte, y apareceré cada vez más fuerte, para que me escuches.
Así que la próxima vez que aparezca párate, cierra los ojos y permítete sentir sobre todo lo que te estoy diciendo, apaga tu mente racional por un momento, déjate llevar y entiéndeme. Después empieza a cambiar tu vida con acciones claras y específicas, y casi sin que te des cuenta, me iré.
Espero sólo tener que llegar a tu vida las veces necesarias. Y cuando lo haga recuerda: no quiero hacerte daño, quiero ayudarte a que recuperes tu propio camino de evolución, ese camino que si lo tomas te hará emocionalmente mucho más fuerte, estable y feliz.
Ya para terminar… ojalá llegue el día en que puedas verme realmente como lo que soy: tu esencia.
Soy tú mismo gritándote con desesperación que por favor me escuches. Así es que hola, yo soy tú, hablándote desde el fondo de tu corazón, tocándolo y zarandeándolo insistentemente para que me pongas atención. Lo que sientes no es taquicardia, soy yo, tu esencia, que quiere salir de ahí.
Con cariño tu esencia disfrazada de ansiedad.
Texto adaptado basado en la carta publicada en la web http://www.desansiedad.com/