Las preocupaciones son pensamientos o imágenes sobre una gran diversidad de temas: la familia, los amigos, el dinero, el trabajo, los estudios, el manejo de la casa, la salud,…Normalmente se centran en cuestiones concretas tales como las faenas domésticas, la reparación del coche, llegar tarde a una cita, etc.
Todas las personas tenemos preocupaciones, lo cual es algo completamente normal. Entonces…
¿Cuándo preocuparse se convierte en un problema?
- Cuando nuestra preocupación gira en torno a la ocurrencia de algún peligro futuro (que es difícil que ocurra) y que no podemos controlar (mi pareja me dejará y se marchará con otra persona, tendrá un accidente, tendré un problema grave de salud en el futuro, me quedaré sin trabajo…) generando en nosotros una gran cantidad de sentimientos negativos. A veces lo que nos preocupa es no poder afrontar esas situaciones que imaginamos que sucederán.
- Cuando el número de cosas por las que nos preocupamos es excesivo
- Cuando la preocupación se convierte en una constante en nuestras vidas. Con el tiempo, unas preocupaciones van sustituyendo a otras, de tal manera que sólo puedes dejar de lado un tema de preocupación si te centras en otro.
- Cuando no podemos dejar de preocuparnos por mucho que lo intentemos. Le damos vueltas y más vueltas en su cabeza a todos estos tipos de preocupaciones, sin ser capaces de llegar a una solución o de tomar una decisión.
Existen distintos tipos de preocupaciones:
- Problemas inmediatos, anclados en la realidad y modificables: conflictos con otras personas, puntualidad, forma de vestirse para una ocasión, etc…
- Problemas inmediatos, anclados en la realidad pero no modificables: enfermedad crónica de un ser querido, economía del país, pobreza y violencia en el mundo, situaciones injustas que no podemos controlar, etc…
- Acontecimientos muy improbables no basados en la realidad y por lo tanto inmodificables; la posibilidad de arruinarse o de caer gravemente enfermo en ausencia de dificultades económicas o de salud.
Estas preocupaciones suelen generar en nosotros inquietud, fatiga, dificultades de concentración o fenómenos tales como “quedarse en blanco”, irritabilidad, tensión muscular, problemas de sueño, etc.
¿Y si es así, por qué seguimos preocupándonos?
Las preocupaciones también cumplen algunas funciones que nos son útiles, algunos ejemplos son:
- Evitación supersticiosa de lo que se teme: Preocuparme hace menos probable que lo que temo ocurra
- Evitación real de lo que se teme: Preocuparme me ayuda a descubrir medios de evitar lo que temo
- Evitación de temas emocionales más profundos: Preocuparme por la mayoría de las cosas por las que me preocupo me ayuda a no pensar en otras cosas más dolorosas para mí.
- Preparación para el afrontamiento: Preocuparme por un suceso negativo me ayuda a prepararme para cuando ocurra
- Como herramienta motivacional: Preocuparme me motiva para llevar a cabo lo que tengo que hacer
- Disminución de la ansiedad: Además, las preocupaciones nos mueven a hacer determinadas cosas para disminuir o prevenir nuestra ansiedad.
Por todo ello se hace imprescindible identificar cuáles son nuestras preocupaciones y miedos, para ayudarnos a poder cuestionarlos y a poner nuestro foco en otras formas de acercarnos a ello y de tener otros puntos de vista alternativos ya que no somos lo que pensamos y muchas veces lo que pensamos o por lo que nos preocupamos pasa por un filtro que no esta basado en la realidad.
En nuestras sesiones en Actúa te ayudamos a conocer el origen de estas preocupaciones, a poder entender la función que cumplen en tu vida y a disminuir la ansiedad y el malestar que nos generan desde otros lugares donde podamos sentir mayor seguridad y mas manejables para nosotros.
Para cualquier duda o solicitar una cita puedes ponerte en contacto con nosotros y estaremos encantados de atenderte.
Esperamos que os haya resultado útil este post y como siempre gracias por leernos.