¿Qué es el acoso escolar?
El bullying o acoso escolar consiste en el abuso o en la violencia del niño/a o adolescente por parte de un compañero/a o de un grupo de forma continuada y reiterada. El temor junto con los sentimientos de indefensión, llevará al niño/a o al adolescente a sentir un miedo tal, que le supondrá un estado elevado de ansiedad cada vez que deba acudir al colegio o instituto, pudiendo incluso generar una fobia al mismo.
Las amenazas y la violencia física o psicológica a la que es sometido/a aumenta las probabilidades de sufrir una serie de problemas psicológicos o escolares como pueden ser bajo estado de ánimo, depresión, aislamiento, bajo rendimiento, alteración de las notas, baja motivación…
Es frecuente que guarden silencio ante esta violencia, por miedo o vergüenza o incluso porque les han amenazado. Por ello, si los padres se encuentran preocupados ante los cambios que observan en su hijo, deben intentar transmitirle la confianza y seguridad necesaria para ayudarle a expresar lo que le está ocurriendo. Por otro lado, hablar con los profesores e intentar descubrir el porqué de los cambios también puede ayudar a esclarecer las causas.
De una forma u otra existen algunos signos que ayudan a detectar que el niño o el adolescente está pasando por un posible acoso escolar:
- Cambios inexplicables de humor o en su estado de ánimo: el niño o adolescente está más triste y apagado que de costumbre o que llora sin una razón aparente. También se puede mostrar más irritable, angustiado o ansioso.
- Cambios en su comportamiento habitual. Algunos niños pueden empezar a tartamudear, desarrollar tics nerviosos o tratar de manera más agresiva a sus hermanos u otros niños.
- Variaciones en el rendimiento académico. A un niño o adolescente preocupado le suele costar trabajo concentrarse en las clases por lo que es común que obtenga calificaciones más bajas y que le preste menos atención en clase.
- Trastornos del sueño. Algunos niños o adolescentes experimentan problemas para conciliar el sueño y otros comienzan a presentar pesadillas o terrores nocturnos, a través de los cuales vuelven a vivir su miedo. También puede apreciarse una regresión a etapas anteriores por lo que los niños más pequeños pueden volver a mojar la cama.
- Cambios en el apetito. Lo más usual es que su apetito disminuya pero en algunos casos puede aumentar, sobre todo si el acosador le arrebata la merienda o el almuerzo en el colegio o instituto.
- Pérdida de la autoconfianza. El acoso hace que el niño pierda la confianza en sus habilidades, lo cual se observa de diferentes maneras.
- Tiene golpes o arañazos. Los golpes son un signo de que ha habido violencia de por medio. A menudo cuando se trata del acoso escolar, el niño intentará esconder el hecho diciendo que no recuerda como se provocó esos golpes.
- Regresa con sus objetos dañados. A menudo el bullying implica el daño o incluso el robo de los objetos personales. En otras ocasiones la señal de alarma salta cuando el niño o adolescente pide más dinero del habitual, lo cual se puede deber a que le han robado el que le has dado o a que lo están extorsionando.
- Quejas continuas por enfermedades físicas A veces el niño se niega directamente a asistir a la escuela pero en otros casos inventa enfermedades para faltar a clase. Cuando se trata de niños mayores o adolescentes, estos suelen ausentarse de clase por lo que a menudo los padres se enteran de la situación a través del profesor.
- Aparecen problemas somáticos. Cuando las tensiones emocionales no se expresan, a menudo aparecen síntomas somáticos. Los más comunes son: dolor de cabeza, náuseas, vómitos, problemas intestinales, enfermedades de la piel y tics nerviosos.
- Abandona actividades que antes le agradaban. Si los acosadores viven cerca, es probable que el niño o adolescente prefiera evitar salir a la calle y se recluya dentro de casa evitando aquellas actividades que antes solía disfrutar. También es usual que rehúse acudir a las actividades extraescolares, es probable que te diga que no le interesan pero el verdadero motivo es que tiene miedo y quiere evitar al acosador.
- Disminuye el contacto con sus compañeros. Puedes notar que ya no invita a sus compañeros de clase a casa o que rehúye compartir con sus amigos. Este comportamiento casi siempre se debe a la vergüenza, lo cual genera un círculo vicioso muy peligroso ya que al distanciarse de sus amigos, se queda cada vez más a merced de sus acosadores.
- Expresa opiniones negativas sobre el colegio, los profesores o sus compañeros. A veces el niño no encuentra una manera adecuada para expresar lo que está sufriendo pero lo indica a través de frases generales que dejan entrever su dilema, como por ejemplo: “odio a todos los niños del colegio” o “los profesores son estúpidos”. Otras veces puede pedir ayuda de forma indirecta, quizás contando que un amigo está siendo víctima del acoso.
Estos signos o síntomas no siempre indican que el niño está siendo acosado, pueden tener su base en otro problema. Pero es positivo hablar con el niño para que sienta desde el principio el apoyo incondicional de la familia.
Existen distintos tipos de acoso, según se trate de ataques físicos, verbales o sociales.
– Físico. La persona o sus pertenencias sufren agresión física (abofetear, golpear, recibir patadas, ser confinado en una habitación, extorsión).
– Verbal. Se insulta verbalmente (motes, bromas, rumores, cotilleos, comentarios racistas u homófonos).
– Social. Se excluye al niño o joven de grupos o eventos o se le amenaza con emails, mensajes, llamadas telefónicas, redes sociales..
Las consecuencias de este tipo de acoso pueden ser muy graves, por ello es necesaria la intervención en el niño o adolescente de forma inmediata tras su conocimiento. Dificultades escolares de distinto tipo, abandono de estudios, miedo al colegio, baja autoestima o estado depresivo, son algunas de las consecuencias derivadas de tal acoso.
¿Cómo te ayudamos? Nuestro Tratamiento.
En Actúa Psicología somos especialistas en la detección y tratamiento de este problema.
El objetivo primordial es conseguir junto con la colaboración del colegio el cese del acoso por parte del agresor o grupo de agresores. Una vez logrado esto, debemos comenzar el trabajo psicológico de las posibles secuelas que el niño o el adolescente ha sufrido.
Además otro factor muy importante en esta primera parte de la evaluación es desarrollar un vínculo positivo y de confianza con niño/adolescente condición imprescindible para que el tratamiento sea eficaz.
El niño o adolescente tiene que sentirse en las sesiones en un entorno seguro de escucha, compresión y validación. Además hacemos partícipes a los padres de la evaluación y tratamiento en todo momento.
Una vez realizada la evaluación detallada de todo el problema elaboraremos un plan de tratamiento individualizado haciendo plenamente partícipes a los padres o tutores junto con el niño o adolescente teniendo como líneas principales del tratamiento:
- Entrenamiento en la obtención de nuevas habilidades que le protejan para agresiones.
- Recuperar la autoestima y su imagen positiva.
- Recuperar su confianza en sus capacidades.
- Potenciar sus habilidades sociales para lograr que responda de manera asertiva ante los problemas que se le puedan presentar, no solo en el ámbito escolar sino a lo largo de toda su vida.
- Potenciar la expresión emocional para poder manejar lo vivido.
- Trabajar en la gestión de emociones como tristeza, culpa, vergüenza.
En Actúa empleamos las técnicas que han demostrado científicamente sus resultados de forma eficaz el abordaje de este problema siguiendo principalmente la orientación cognitivo conductual, integrando también la terapia sistémica y la terapia humanista.