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Trastorno del control de impulsos

¿Qué son los trastornos del control de impulsos?

 La impulsividad es la tendencia que tenemos de responder de forma rápida, sin pensar ni reflexionar o planificar sobre las posibles consecuencias o efectos que tendrán estos actos.

Cuando existe un problema para controlar las emociones y el comportamiento en diferentes situaciones, podemos hacer referencia a un trastorno del control de los impulsos. Estos problemas se caracterizan por la tendencia a ejecutar acciones demasiado rápido, de forma irreflexiva y/o irracional y la incapacidad para inhibir dichas acciones una vez que se han puesto en marcha.

La persona que padece un problema de autocontrol no es capaz de resistir una tentación, impulso o deseo. También se aprecia una tendencia a la búsqueda de gratificación inmediata, a expensas de las metas a largo plazo.

La connotación negativa llega cuando esta impulsividad se vincula con aspectos de la vida, conductas, relaciones o actividades que crean un gran malestar en la persona que las protagoniza consumiendo sus recursos económicos, sociales o laborales.

Dentro de los problemas de autocontrol que puede padecer una persona se encuentran los siguientes trastornos:

  • Trastorno explosivo intermitente. Se caracterizaría por arrebatos recurrentes de explosiones desproporcionados de ira, violencia, agresiones, que terminarían con remordimientos tras el episodio.
  • Cleptomanía. Es el impulso irresistible de robar objetos, aunque no tengan valor. El robo no es premeditado, la persona simplemente ve el objeto y siente el deseo de tomarlo.
  • Piromanía. Es el impulso de provocar incendios por placer.
  • Ludopatía o Juego patológico. Consiste en la incapacidad para poder dejar de jugar, otorgándole mas tiempo, dinero del que se consideraría normal. Además, afecta a las relaciones con su entorno ya que, en muchas ocasiones se ven afectados por deudas ajenas, del propio jugador. Dos factores a tener en cuenta en le juego patológico es la falta de control y de disciplina.
  • Tricotilomania. Es el impulso de tirarse del pelo hasta arrancarlo.
  • Onicofagia. Se trata de un hábito compulsivo que lleva a la persona a morder y comerse las uñas.
  • Dematilomanía. Es una urgencia compulsiva por rascar, excoriar o pellizcarse la piel, hasta el punto de llegar a producirse lesiones.
  • Compra compulsiva. Es el impulso irresistible por comprar, aunque la persona no necesite esos productos,que se experimenta como irresistible y sin sentido, intrusivo y persistente.
  • Tics nerviosos. Se trata de un movimiento compulsivo que se repite con frecuencia. Puede ser simple, como un parpadeo, o puede tratarse de movimientos más complejos que involucran diferentes grupos musculares.
  • Síndrome de Tourette. Este trastorno neurológico se caracteriza por la presencia de movimientos repetitivos que escapan al control voluntario de la persona. En algunos casos también se emiten sonidos, como carraspeos o incluso palabras.

Algunas de las consecuencias que puede experimentar la persona debido a la falta de control característica pueden ser(dependiendo del trastorno): Abuso del alcohol y otras sustancias, depresión, sentimientos de culpa, estrés, ansiedad, conductas autolesivas, problemas laborales, conflictos familiares y dificultades en las relaciones interpersonales, problemas económicos, baja autoestima y autovaloración, e incluso problemas con la justicia.

 

¿Cómo te ayudamos? Nuestro Tratamiento.

En las primeras sesiones, se lleva a cabo una evaluación detallada de esta manera podemos conocer al paciente, identificar y evaluar su problema, otros posibles existentes, para poder elaborar un plan de tratamiento completamente personalizado e integral dirigiéndonos a todos los aspectos que están relacionados en este problema.

Nuestros objetivos principales para el abordaje y tratamiento de los trastornos de control de impulsos son:

  • Aumentar el autocontrol y autoconfianza es decir aprender a detectar las primeras señales de tensión, y así conseguir controlarlas a tiempo .
  • Modificar el patrón de pensamiento a uno más reflexivo, asertivo y funcional. Es decir, aprender a tomar distancia de tus pensamientos, sensaciones y emociones, de manera que estos no controlen automáticamente tu conducta.
  • Gestionar los conflictos contigo mismo y con los demás sin perder el control.
  • Trabajar sobre sentimiento de culpa y recuperar el control de la vida de la persona.
  • Cambiar los pensamientos, creencias y actitudes disfuncionales que están reforzando la impulsividad.
  • Fomentar la sensación de autoeficacia y autocapacidad.

Desde Actúa trabajamos principalmente desde una orientación cognitivo conductual integrando también las orientaciones sistémica y humanista trabajando desde las técnicas que ha demostrado más eficacia en el tratamiento y prevención de recaídas de las adicciones y cuyas técnicas están avaladas de forma científica.